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Metildopa tabletas

DESCRIPCIÓN:
La metildopa es un antihipertensivo derivado del aminoácido fenilalanina y agonista de los receptores alfa2 adrenérgicos.

COMPOSICIÓN:
Cada tableta contiene metildopa anhidra 250 mg. Excipientes, c.s.p. 1 tableta.

CÓDIGO ATC:
C02AB01, C02AB02.

INDICACIONES TERAPÉUTICAS:
Hipertensión arterial sistémica.

FARMACOCINÉTICA Y FARMACODINAMIA:
La absorción de la metildopa muestra amplias variaciones individuales. En dos estudios, su biodisponibilidad varió entre 8% y 62%.
La metildopa es metabolizada de manera extensa. Sus metabolitos urinarios conocidos son: mono-o-sulfato de alfa-metildopa, 3-0-metil-alfa-metildopa, 3,4-dihidroxi-fenilacetona, alfa-metildopa, 3-0-metil-alfa-metil-dopamina, y sus conjugados.
Aproximadamente el 70% del medicamento absorbido en forma oral es excretado en la orina como metildopa y su conjugado mono-o-sulfato. Su depuración renal es de alrededor de 130 mL/min en las personas sanas, y está disminuida en la insuficiencia renal. La semivida plasmática de la metildopa es de 105 minutos. Después de su administración por vía oral, su excreción es prácticamente completa en 36 horas.
Aproximadamente 49% de la dosis intravenosa de hidrocloruro de metildopa es excretado en la orina como metildopa y su sulfato mono-O.
Después de la administración intravenosa de hidrocloruro de metildopa la depuración renal de la metildopa es aproximadamente de 156 mL/min en las personas sanas y está disminuida en la insuficiencia renal. Después de la administración intravenosa de hidrocloruro de metildopa la semivida plasmática de la metildopa es de 90 a 127 minutos. Aproximadamente 17% de la dosis de hidrocloruro de metildopa aparece en el plasma como metildopa libre.
La metildopa atraviesa la barrera placentaria y aparece en la sangre del cordón umbilical y en la leche materna.
La metildopa reduce la presión arterial tanto en decúbito como de pie. Usualmente produce importantes reducciones de la presión arterial en decúbito con raros casos de hipotensión sintomática postural. La hipotensión durante el ejercicio y las variaciones de la presión arterial diurna ocurren raramente.
La disminución máxima de la presión arterial ocurre cuatro a seis horas después de la administración por vía oral o intravenosa. Una vez que se ha llegado a una dosificación eficaz, la mayoría de los pacientes presenta una respuesta suave de la presión en 12 a 24 horas. Al suspender la administración de metildopa, la presión arterial suele volver a sus valores anteriores al tratamiento en 24 a 48 horas.
La metildopa no tiene ningún efecto directo sobre la función cardíaca, y generalmente no reduce el índice de filtración glomerular, el flujo sanguíneo renal ni la fracción de filtración. Usualmente se mantiene el gasto cardíaco sin aceleración del corazón, y en algunos pacientes disminuye la frecuencia cardíaca.
Durante el tratamiento con metildopa puede disminuir la actividad normal o elevada de la renina plasmática.

REACCIONES ADVERSAS:
Sistema nervioso central: sedación (generalmente pasajera), cefalea astenia o debilidad, parestesias, parkinsonismo, parálisis de Bell, movimientos coreoatetósicos involuntarios, trastornos psíquicos que incluyen pesadillas, disminución de la agudeza mental, y psicosis o depresiones leves y reversibles. Vértigo, aturdimiento y síntomas de insuficiencia cerebrovascular (que pueden ser debidos a la disminución de la presión arterial).
Cardiovasculares: bradicardia, hipersensibilidad prolongada del seno carotídeo, agravación de la angina de pecho. Hipotensión ortostática (redúzcase la dosificación diaria). Edema (y aumento de peso), que suelen ceder al administrar un diurético. (Si aumenta el edema o aparecen signos de insuficiencia cardíaca suspéndase la administración de metildopa).
Gastrointestinales: náusea, vómito, distensión abdominal, estreñimiento, meteorismo, diarrea, colitis, ligera sequedad de boca, lesiones linguales o “lengua negra”, pancreatitis, sialadenitis.
Hepáticas: trastornos hepáticos, incluyendo hepatitis, ictericia, anormalidades de las pruebas de funcionamiento hepático.
Hematológicas: prueba de Coombs positiva, anemia hemolítica, depresión de la médula ósea, leucopenia, granulocitopenia, trombocitopenia, eosinofilia. Resultados positivos en las pruebas de anticuerpos antinucleares, de células LE y factor reumatoide.
Alérgicas: fiebre medicamentosa y síndrome lupoide, miocarditis, pericarditis.
Cutáneas: erupción eczematoide o liquenoide, necrólisis epidérmica tóxica.
Otras: obstrucción nasal, aumento del nitrógeno ureico, aumento del volumen mamario, ginecomastia, secreción láctea, hiperprolactinemia, amenorrea, impotencia, disminución de la libido, artralgias leves con o sin inflamación articular, mialgias.

PRECAUCIONES Y ADVERTENCIAS:
En casos raros, durante el tratamiento ha aparecido anemia hemolítica adquirida. Si los síntomas indican la posibilidad de una anemia, se deben medir la hemoglobina y/o el hematócrito.
Si hay anemia se deben hacer los estudios de laboratorio apropiados para determinar si existe hemólisis. La presencia de anemia hemolítica es una indicación para interrumpir la administración del medicamento. La sola suspensión del tratamiento con metildopa o la administración de corticosteroides producen generalmente una rápida remisión de la anemia. En casos raros, sin embargo, ha fallecido el paciente.
En algunos pacientes bajo tratamiento prolongado con metildopa se vuelve positiva la prueba de Coombs directa. La frecuencia con que diferentes investigadores han encontrado positiva la prueba de Coombs ha sido, en promedio, del 10 al 20%. Raramente se encuentra una prueba de Coombs positiva durante los seis primeros meses de tratamiento con metildopa y si no aparece en un término de 12 meses es improbable que lo haga al seguir administrando el medicamento. Este fenómeno está también relacionado con la dosis; tiene su frecuencia más baja en pacientes que reciben 1 g o menos de metildopa por día. La prueba de Coombs vuelve a hacerse negativa semanas o meses después de suspender la administración del medicamento.
Si surge la necesidad de una transfusión de sangre, el conocimiento previo de que el paciente presente una prueba de Coombs positiva ayudará a valorar las pruebas cruzadas. En los pacientes que tienen positiva la prueba de Coombs en el momento de efectuar las pruebas cruzadas, puede resultar incompatible la prueba cruzada menor. Cuando ocurra esto, se debe hacer una prueba de Coombs indirecta. Si ésta es negativa. Se puede transfundir la sangre que, por otro lado, haya resultado compatible en la prueba cruzada mayor. En cambio, si la prueba de Coombs indirecta resulta positiva, la conveniencia de transfundir la sangre que resultó compatible en la prueba cruzada mayor deberá ser determinada por un hematólogo o un experto en problemas de transfusión.
En raras ocasiones, se ha observado una reducción reversible del número de leucocitos, que afecta principalmente a los granulocitos. El número de éstos se normalizó rápidamente al suspender la administración de la metildopa. En raros casos, ha aparecido una trombocitopenia reversible.
Ocasionalmente, ha aparecido fiebre dentro de las primeras semanas de la administración de metildopa. En algunos casos la fiebre se ha acompañado de eosinofilia o de anormalidades en una o más de las pruebas de funcionamiento hepático. También puede aparecer ictericia con o sin fiebre, generalmente en los dos o tres meses de tratamiento. En algunos pacientes, los datos anormales concuerdan con los de una colestasis. Ha habido casos raros de necrosis hepática mortal. La biopsia de hígado practicada en varios de los pacientes con disfunción hepática mostró una necrosis focal microscópica compatible con hipersensibilidad al medicamento.
Se deben hacer pruebas de funcionamiento hepático, recuento de leucocitos y cuenta diferencial de éstos periódicamente durante las primeras seis a doce semanas de tratamiento, o cuando aparezca fiebre sin causa aparente. Si aparecen fiebre, anormalidades de las pruebas de funcionamiento hepático o ictericia, se debe suspender el tratamiento con metildopa.
Cuando han estado relacionadas con ésta, la fiebre y las anomalías del funcionamiento hepático han desaparecido al interrumpir la administración del medicamento. No se debe volver a administrar metildopa a esos pacientes. La metildopa se debe usar con precaución en pacientes con antecedentes de enfermedad o disfunción hepáticas.

CONTRAINDICACIONES:
La metildopa está contraindicado en pacientes:
• Con enfermedad hepática activa, como hepatitis aguda o cirrosis activa.
• Con hipersensibilidad a cualquiera de los componentes de este producto, incluyendo trastornos hepáticos asociados con la administración previa de metildopa (véase Precauciones generales).
• Bajo terapia con inhibidores de la monoaminoxidasa (MAO).

INTERACCIONES:
Litio: Si se administran al mismo tiempo metildopa y litio, se debe vigilar cuidadosamente la aparición de síntomas de toxicidad del litio.

Otros medicamentos antihipertensivos: cuando se emplea metildopa en combinación con otros fármacos hipertensivos, se puede potenciar la acción antihipertensiva. Se debe vigilar cuidadosamente a esos pacientes para detectar reacciones colaterales o manifestaciones poco comunes de idiosincrasia medicamentosa.

Hierro: varios estudios han demostrado que disminuye la biodisponibilidad de la metildopa cuando se ingiere con sulfato ferroso o gluconato de hierro. Esto puede afectar el control de la presión arterial en los pacientes tratados con metildopa.

Inhibidores de la monoaminoxidasa: véase contraindicaciones.

RESTRICCIONES DE USO DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA:
Embarazo: la metildopa ha sido empleado bajo estrecha supervisión médica y obstétrica en el tratamiento de la hipertensión durante el embarazo y no hubo ningún indicio clínico que causara anormalidades fetales o afectara al recién nacido.
Los reportes publicados sobre el uso de la metildopa durante todos los trimestres del embarazo, indican que si este medicamento se administra durante el embarazo es remota la posibilidad de daño fetal. En los estudios clínicos, el tratamiento con metildopa no se ha asociado con daño al desarrollo fetal. La mayoría de las mujeres de estos estudios se encontraban en el tercer trimestre de su embarazo cuando la terapia con metildopa fue iniciada.
La metildopa atraviesa la barrera placentaria y aparece en la sangre del cordón umbilical.
Aunque no se ha registrado ningún efecto teratógeno evidente, no se puede excluir la posibilidad de causar algún daño al feto. El empleo de metildopa en mujeres embarazadas o que pueden embarazarse o están amamantando requiere comparar los beneficios que se piensa obtener con los posibles riesgos.
Lactancia: la metildopa aparece en la leche materna. Por ello, se recomienda precaución si se administra metildopa a una madre lactante.

SOBREDOSIFICACIÓN Y TRATAMIENTO:
La sobredosificación aguda de metildopa puede producir hipotensión aguda y otras respuestas atribuibles a disfunción cerebral y gastrointestinal (sedación excesiva, debilidad, bradicardia, mareo, aturdimiento, estreñimiento, distensión abdominal, meteorismo, diarrea, náusea, vómito).
En caso de sobredosificación, se deben aplicar medidas sintomáticas y de sostén. Si la ingestión ha sido reciente, el lavado gástrico o el vómito pueden disminuir la absorción. Si ha pasado más tiempo desde la ingestión, la administración de soluciones intravenosas puede ayudar a aumentar la excreción urinaria. El tratamiento incluye también la atención especial de la frecuencia y el gasto cardíaco, el volumen sanguíneo, el balance de electrólitos, el íleo paralítico, la función urinaria y la actividad cerebral.

DOSIFICACIÓN Y VÍA DE ADMINISTRACIÓN:
Vía de administración: oral.

La metildopa es excretada en gran parte por el riñón, y en los pacientes con deterioro de la función renal pueden responder a dosis menores. El síncope en pacientes de edad avanzada puede estar relacionado con una mayor sensibilidad y con la presencia de enfermedad arteriosclerótica avanzada, y es posible que se evite utilizando dosis menores.
Cuando se interrumpe la administración de metildopa, la hipertensión reaparece generalmente en un término de 48 horas. Esto no se ve complicado por un fenómeno de rebote de la presión.
En la mayoría de los pacientes que ya están bajo tratamiento con otros agentes antihipertensivos se puede iniciar el tratamiento con metildopa.
Cuando se administra metildopa a pacientes que ya están tomando otros antihipertensivos, puede ser necesario ajustar la dosificación de estos últimos para lograr una transición suave.
Si está indicado, la suspensión del tratamiento con esos otros antihipertensivos se debe hacer de manera gradual (véanse las recomendaciones de cada fabricante).
Cuando se administre metildopa después de haber empleado otros antihipertensivos, se debe limitar la dosificación inicial a no más de 500 mg diarios y después aumentarla, según sea necesario, a intervalos no menores de dos días.

Adultos: la dosificación inicial usual metildopa es de 250 mg dos o tres veces al día durante las primeras 48 horas. Después se puede aumentar o disminuir la dosificación diaria, de preferencia a intervalos no menores de dos días, hasta obtener una respuesta adecuada. La dosificación diaria máxima recomendada es de 3 g.

Niños (Se sugiere en quienes pueden deglutir las tabletas): la dosificación inicial es de 10 mg/kg de peso corporal al día, distribuidos de dos o cuatro dosis. Después, se aumenta o se disminuye la dosificación diaria hasta obtener una respuesta adecuada. La dosificación máxima es de 65 mg/kg o de 3.0 g al día (la que resulte menor).

PRESENTACIÓN:
Caja conteniendo 5 blísteres de 10 tabletas.

RECOMENDACIONES SOBRE ALMACENAMIENTO:
Consérvese en lugar fresco y seco a no más de 30°C.

LEYENDA DE PROTECCIÓN:
Mantener este y todos los medicamentos fuera del alcance de los niños.

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Método de venta común

Con receta médica.
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